domingo, 5 de diciembre de 2010

El viaje

hice un viaje de 150 horas
para llegar el día en que tus ojos verdes se volvieron cristalinos
agarré la cornisa en que me tambaleaba nuevamente
y la puse en mis pies para caer
no deseaba más que desprenderme del piso
y ceder ante la altura que me seducía

no creí que las disputas de lo incierto
fueran lo imposible de tu albergar
monté nuevamente un circuito peligroso
y posé mis manos en las cuchillas afiladas
no necesité de demasiado valor
para desgarrarme las lagrimas desde las venas

el dolor se encuentra entramado cerca
ahí donde posas tu deseo vegetal
no dueles ahí, en el esternón
sino en la punta de los pechos
ardiendo en el bajo vientre
donde albergo las pasiones y el dolor....
el dolor que carcome un momento.

me desprendí un segundo de mi piel
los huesos se volvieron cenizas desde luego
viajé tantas horas, que el corazón se volvió anciano
y los pies se volvieron anchos, para poder enfrentar el camino

es así que me enfrenté a tu inseguridad
llegué desnuda y debil a tu estancia
sin escudos y con el alma en las manos
tu tosudez me eliminó la responsabilidad
y me dejé caer en tu egoismo
me suicidé cada instante en tu frialdad
y volví fantasmagórica a revivir en tu espalda

resucitar para iluminar en tu sonrisa
revivir para descansar en tus brazos
renacer para descubrir el destellar de tus ojos abriendo al amanecer
replantearme para sucumbir en tus besos
reconstruirme para suspirar en tu oído
reubicarme para perderme en tu olor
redestinarme para esparcirme en tu voz
reformularme para creer en el amor